Entender el abrazo de Dios nos permite caminar hacia una encarnación total de la fe. ¡Basta de separar! ¡Basta de tener que elegir entre el mundo o Dios! ¡El cristiano no tiene que elegir, sino que plenificar! Cuando el cristiano abraza el mundo, lo plenifica. ¿No estamos viviendo la ‘transfiguración’ de todo lo creado al abrazarlo?
Queremos ser del mundo, muy del mundo. Queremos ser del Espíritu, totalmente empapados por él. Queremos vivir continuamente, haciendo lo que hagamos, con toda el alma. Dios está haciendo ya, en nuestros días, en nuestras casas, en nuestro mundo, el cielo nuevo y la tierra nueva. El Reino de los Cielos ya está aquí. ¡La revolución está en marcha!
Autor: José Pedro Manglano