A lo largo del año proponemos varias “paradas” en la que desconectamos del mundo para entrar en nosotros mismos y sintonizar con Dios. Es un fin de semana dedicado a Dios, solo a Dios.
Algunos van dirigidos a universitarios y jóvenes profesionales, otros a matrimonios y adultos.
Vivimos todo el tiempo en silencio exterior, para favorecer la escucha de nuestro espíritu y del Espíritu que habita en nosotros.