ESCANDALOSAMENTE ALEGRES
ESCANDALOSAMENTE ALEGRES
“Un joven que no sonríe no es verdaderamente un joven”
Así nos quiere el Papa, o mejor, así nos quiere Cristo. Alegres.
Ser alegría es ser imagen de Dios. Jesús siempre estaba alegre.
Ser alegría es tener los ojos negros y que sean los más bonitos, porque en la mirada hay algo que arde, hay un fuego envidiable que irradia energía, hay alegría.
¿Acaso hay alguna razón para un Cristiano que realmente se sabe amado y perdonado por Cristo para no estar alegre?
¡Sería la mayor de las incoherencias!
El Papa nos animó a vivir la fe con alegría, pero no con una alegría normal, sino con una contagiosa.
¡Hay que estar alegres, alegres por tener a Jesucristo, alegres por conocer Hakuna, alegres por ser jóvenes!
Como dijo San Juan Berchmans, si no soy Santo ahora que soy joven, no lo seré nunca.
Animémonos unos a otros, que se note que lo que late en el Sagrario es real, que nos conmueve y convoca cada lunes, que venimos por Él, porque le queremos, porque está latente y patente, porque vino para salvarnos, porque por sus heridas fuimos sanados, porque nos lo ha dado todo y nos mima cada día.
El mensaje del Papa
Esto es lo que transmitió el Papa a Hakuna en las HAM sobre la alegría. La alegría de Cristo, que nos hace necesariamente disfrutones:
“Que, ante las dificultades y las sombras, no dejen que anide en el corazón de ustedes la tristeza. La tristeza es el ambiente del diablo, lo que necesita el demonio para corromper, para matar. En cambio, la alegría es de Jesús, cuando Cristo nos libera nos inunda esa profunda alegría que el mundo necesita; que no es, no es solo hacer ruido, no, la alegría es otra cosa. La alegría tiene esa línea de autenticidad que en seguida se la conoce, a la alegría no se la puede falsificar nunca; podrás llamar alegría a una cosa que no es alegría, pero la alegría es o no es.
Déjense invadir por esa alegría y contágienla, la vida se transmite con una vida alegre, no con teoremas ni matemáticas. No estén tristes, den testimonio de lo que son, así van a transmitir vida; no expliquen por qué son así, que sus vidas sean como diamantes que la gente se pregunte, pero ¿qué tiene esta persona?, ¿por qué su personalidad pesa tanto?, ¿por qué a mí, de alguna manera, me provoca, me desafía?, ¿qué tiene? A un amigo o una amiga no se lo va a ayudar con una explicación teórica del cristianismo.
“Por favor ayuden a convertir las ceremonias en lo que realmente son, una fiesta, una fiesta”
Me preguntaba un joven en la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia, universitario, chico; me decía, y ¿qué tengo que decirle yo a mis compañeros que son ateos?, ¿qué tengo que explicarles yo para que crean? Lo último que tenéis que hacer es decir algo o explicar algo, eso es lo último. Viví vos tu cristianismo, viví vos tu alegría, da testimonio tuyo y se irá él a preguntarte a vos, ¿qué te pasa?, ¿por qué vivís así?, y ahí sí que será el momento de hablar. La iglesia no crece por proxenetismo, no somos un club de fútbol que va buscando socios, no.
La iglesia crece por testimonio, crece con grandeza de corazón. Si alguno cree que explicando la fe con razones y todo, con confianza te digo, que esto me aburriría hasta mí. No me gusta ver personas en las iglesias con caras tristes, esperando que se acabe la Misa y es verdad eso. Acá en Italia en algunos pueblos está la costumbre que cuando empieza el sermón, muchos salen a fumar un cigarrillo los 40 minutos, ¿son aburridos los sermones eh? Pero eso son cuestiones de los curas que tienen que cambiar, tienen que cambiar la homilía, tienen que hacerla provocadora y no más de 8 minutos. Si esto pasa es que no nos hemos enterado del regalo que es la Misa, que es la Eucaristía. Por favor ayuden a convertir las ceremonias en lo que realmente son, una fiesta, una fiesta.”