COMPASIÓN
COM-PASIÓN: QUÉ POCO ES UNA VIDA PARA DARLA
“Cualquiera puede acompañar si pide al Espíritu la gracia de la Sabiduría para acompañar”.
Compasión. Es la tercera lucha que nos pide el Papa. Quizás, no tiene otra definición que ver a Cristo sufriente en cada rostro. Com-padecer no es sentir lástima, es sufrir con. Eso nos dice el Papa. Com-padecer. Padecer con el que está solo. Buscarlo. Ir a buscar a cada uno. A cada joven... Hay tanta gente rota que necesita de una sonrisa, o simplemente, de una mirada... Hay tanta soledad.
Basta mirar la Hostia. Llenarse de ella. Llenarse de Jesús. Cada lunes, en cada Hora Santa. Llenarse de Jesús para llevarle cada semana a los demás. Martes, miércoles, jueves... En la universidad, en el trabajo, en la calle, en unas copas o de fiesta... Hemos venido a salvar. Ni a criticar. Ni a juzgar. A salvar. Y disfrutarlo. Salvar disfrutando y disfrutar salvando. Sonriendo. Mirando a los ojos. Dejando las diferencias para vivir arrodillados y abrazando.
Compasión es ser cirineos de un mundo que necesita amor. De un mundo pobre del amor de un pobre loco. Compasión, llevar la Cruz con. Inconformismo y alegría nos llevan por si mismos a compasion.
Una fila de locos enemigos del sillón con ganas de servir y amar. De vivir arrodillados y abrazando. Viendo en cada rostro el Rostro. En los ancianos. En los enfermos. En los pobres. O simplemente, en un padre o una madre.
O simplemente, ser para los demás ese perdón, ese abrazo, que Dios es para nosotros. "Con la medida con que midamos se nos medirá"... Medida sin medida.
La medida sin medida del Amor. Todos hemos sido mirados con compasión por Dios. Mirar así a los demás.
No es Com-padecer. Es com-partir. Compartir la alegría de saberse amado, amando.
Compartir la alegría de saberse amado, amando. COM-PASIÓN.
El mensaje del Papa
Estas fueron las palabras del papa sobre la compasión:
“La primera palabra era inconformismo, la segunda palabra era alegría, la tercera es compasión. Tengan siempre muy presentes a los que sufren, pero no como para tenerles lástima como le puedes tener lástima a un perrito que se está muriendo porque lo arrollamos. Lástima no es cristiano; compasión, padecer con, meterte en la vida del otro. Acompañen a los que sufren, son muchos; y muchos jóvenes sufren, compartan con ellos la realidad que viven, visiten enfermos, visiten a los viejos que están en los geriátricos, tanta soledad; pero basta que vayan ustedes a tocarles la guitarra y ¿qué se yo? Se ponen alegres, empiezan a hablar y son ustedes los que no se van a querer ir. Los viejos tienen ese mundo de cosas tan interesante, y que a veces se sienten muertos antes de la muerte porque no tienen a quien comunicarles. Vayan a los geriátricos, métanse. Compasión.
“Todo cristiano tiene metido dentro el arte de acompañar”
El cuarto mandamiento, papá, mamá, los abuelos; den gracias si los tienen vivos y no les hagan la vida imposible. Y a ustedes que son padre y madre les digo lo mismo, den las gracias por los hijos que tienen y no les hagan la vida imposible. Eso lo dice San Pablo en una de sus cartas. Ojalá el Señor les enseñe a desentrañar aquellos bienes, esto me lo hiciste a mí, ¿cuándo Señor? Cuando estuve en la cárcel me visitasteis, cuando tuve hambre me disteis de comer, cuando era chico me altivaste, cuando esto, cuando esto, cuando esto… compasión con el que sufre, con el que necesita. Ojalá lo lleguen a entender.
Y, por otro lado, en el sínodo se está hablando ahora de acompañamiento. Acompañar a otro no es un carisma sacerdotal, es un carisma bautismal. Todo cristiano tiene metido a dentro el arte de acompañar, es el Espíritu Santo, a veces lo llaman director espiritual, lo que sea.
Y, por otro lado, en el sínodo se está hablando ahora de acompañamiento. Acompañar a otro no es un carisma sacerdotal, es un carisma bautismal. Todo cristiano tiene metido a dentro el arte de acompañar, es el Espíritu Santo, a veces lo llaman director espiritual, lo que sea.
Cualquiera puede acompañar si pide al Espíritu la gracia de la Sabiduría para acompañar. Yo necesito alguien que me oriente en la vida, pero no encuentro ningún cura; y ¿por qué pensás en un cura? No conocés un hombre, una mujer, una monja, ¿qué se yo?, que vos veas que te pueda acompañar. Puede, no hace falta hacer ningún curso, es un carisma del Espíritu que te lo dan en el bautismo. Y acompáñense entre ustedes porque también tienen ese carisma. Por otro lado, compartan sus inquietudes con los amigos, amigas y acompáñense de esta manera también en el camino de la fe”.